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Reforma Constitucional: ¿Para qué?

La derecha ha conseguido uno más de los muchos logros que está obteniendo en los últimos años. Esta vez, el de fijar el techo de gasto, y además en la Constitución.

Ya hubo polémica cuando los tratados de la “Unión” Europea establecieron el 3% como límite de déficit público. Hay que recordar que el objetivo de la derecha era el 0%, han conseguido un acuerdo en el 0,4% para toda la Administración: central, autonómica y municipal. Hoy han llegado más lejos, establecerán el criterio en la Constitución y el dígito en una Ley Orgánica.

El objetivo último de este mecanismo es dar garantías a los que más tienen, de que nunca se les van a subir los impuestos y que cobrarán sin ningún género de dudas sus inversiones. Dicho con sus palabras, despejar incertidumbres macroeconómicas, o buscar la  estabilidad presupuestaria, o tranquilizar a los Mercados. En última instancia, insisto, que los especuladores, los mercaderes de los mercados estén tranquilos porque no tendrán que tributar más, con el PP en todo caso menos, y que cobrarán puntualmente.

El efecto perverso que esto tendrá, lo ha dicho Mariano Rajoy hace pocos meses: “España tendrá el Estado de Bienestar que pueda pagar”.

Tenemos un ejemplo reciente de lo que puede ser el futuro: El hasta hace poco Presidente de Castilla la Mancha dijo, tras las elecciones del 22 de mayo, que hace años había en la Comunidad castellanomanchega un gran déficit, pero en centros educativos y de salud. Déficit social que se ha corregido gracias a la posibilidad de endeudamiento. Hoy la recién elegida Presidenta de esta misma Autonomía pone en riesgo el acceso a los medicamentos a nombre de atajar el déficit económico.

Remontándonos más atrás, en épocas del “glorioso” Aznar, él y su Gobierno mantenían (en los seminarios FAES) que el Estado de Bienestar debe pasar a un Estado que garantice mínimos. Pero no como en algunos países del norte de Europa, en los que verdaderamente han conocido y aun hoy disfrutan de un auténtico Estado de Bienestar, donde se garantiza que los ciudadanos no caigan en la indigencia, tengan un techo bajo el que vivir, tengan asegurada la Educación y la Sanidad. Para ello, en dichos países la presión fiscal duplica la media de la UE.

Aznar, Rajoy y los suyos piensan en un Estado de Suficiencia, o dados los eventos sufridos en Madrid recientemente mejor valdría decir un Estado de Caridad. Pues en España estamos 7 puntos por debajo de la presión fiscal en la UE, y aun así el PP solo piensa en bajar impuestos.

Por tanto en esta dinámica, la consecuencia de “consagrar” el concepto macroeconómico de Techo de Gasto en lo más alto de nuestro ordenamiento jurídico, será que aún se invertirá menos en Educación y Sanidad Pública, eso sí, por orden de la Constitución.

El problema añadido de todo esto es que quien lo propone, facilita y avala es la Dirección del PSOE. Y digo problema porque es anti natura que este Partido, por muy socialdemócrata que se haya vuelto, esté desarrollando las políticas más conservadoras jamás aplicadas desde el Gobierno, en lo que llevamos de “democracia”.

Quienes dirigen el Partido Socialista Obrero Español, nos ponen en la tesitura de tener que revelarnos y llamar a la movilización de nuestros Sindicatos. Pues esta modificación constitucional, encorsetará a futuro la política económica y monetaria de nuestro país. Algo suficientemente grave como para convocar un referéndum, obligue o no obligue la ley, por salud democrática.

Por otra parte, hay mucha polémica en la forma de la reforma. Al margen de los ritmos y las buenas o malas maneras, pues es cierto que es un exceso que, por muy Presidente del Gobierno que se sea, una cuestión tan importante no puede decidirse sin debate interno en el Partido que sustenta al Gobierno.

Pero otra cuestión es que se aproveche esta polémica para establecer que la Constitución es inmodificable.

En primer lugar, me sumo a quienes exigen un Referéndum, de lo contrario la reforma será contraria al espíritu constitucional, diga lo que diga a posteriori el Tribunal Constitucional. Pues si la soberanía nacional reside en el pueblo Artº. 1.2 (CE), no cabe otra fórmula que convocar un referéndum.

En segundo lugar, la Constitución ya ha sido reformada, por tanto no está virgen. Fue rectificada cuando se ha adaptó a los tratados europeos, entre otras cosas para que ingresásemos en la OTAN.

No estaría mal abrir un debate público sobre la Constitución, pues desde 1978 somos muchos millones de españoles y españolas que no tuvimos opción de votar si, no o abstenernos, por edad, y mucho han cambiado las cosas, entre otras el contexto en el que se gestó. Otras no han cambiado tanto; hoy como ayer una Republica es más acorde a los tiempos que el anacronismo de una Monarquía.

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